Introducción:Entre las cosas que encuentra el viajero en su paso por Cuba, siempre podrá contar con el perfume que el humo de tabaco y los efluvios del ron dejan en toda la isla. Para cualquier visitante que llegue a sus costas, Cuba se presenta como un paraíso lleno de rincones encantados, como los cafetales en Pinar del Río, las sierras, las bellezas coloniales de la Ciudad Vieja en La Habana, y los más de 4000 cayos e islotes.
Importantes elementos se han incorporado a este caudal de atractivos del país en los últimos cuarenta años de revolución: población con elevado nivel cultural y educacional, altos índices de salud a niveles de países del primer mundo, reconocido prestigio como potencia deportiva, clima social seguro y voluntad de conservación del medio ambiente. Asimismo, la infraestructura creada en carreteras, aeropuertos, redes eléctricas y de comunicaciones incorpora otro grupo de atractivos que potencian producto turístico cubano.
Así, el turismo, en el transcurso de 10 años se ha convertido en el sector más dinámico de la economía cubana. En él se ha concentrado una cuarta parte de las inversiones efectuadas en el país y, como resultado, ocupa el primer lugar en cuanto a aportes de ingresos corrientes a la balanza de pagos, cerrando la década de los 90 del siglo pasado con un impresionante 43% de participación.
En el lapso de un decenio, el turismo ha dejado de ser una actividad coyuntural para convertirse en un factor estructural de la economía cubana. Pocas veces en la historia económica internacional se ha producido un tipo de transformación estructural tan dinámica. Diez años atrás, entre el 70 y el 75% de los ingresos a la Balanza de Pagos provenía del sector azucarero, mientras que el turismo solo aportaba un 6%.